Sabemos del mundo y
cómo funciona. De los electrones en los átomos y la probabilidad que estén en
cierto lugar. Sabemos de la luna, las estrellas, hoyos negros y galaxias muy
lejanas. De ondas y de campos electromagnéticos. ¡De todo eso, qué mucho
sabemos! Es más fácil mirar lo ajeno, y estudiar lo externo. Pero de nosotros
mismos… de nosotros hay un universo por descubrir. Ha sido explorado con
intentos fallidos. Sin embargo no permitimos más expediciones, así mantenemos
cada rincón de nuestro universo intacto. Así nos evitamos la pérdida de tiempo
y esfuerzo invertido.
Sabemos que muy al fondo
queremos ser explorados. La intriga es inmensa pero el ánimo escaso. Solo
buscamos pretextos para evitar pasos en
falso y recordar tiempos pasados. ¿Pero sabes qué es lo que más me gusta de la
Física? Que el tiempo no se mide en negativo, siempre en positivo. Lo que
técnicamente indica que el presente es lo único existente y hay un gran futuro
adelante finitamente desconocido. Por lo tanto el pasado se debe olvidar. Pero
la incertidumbre es tanta que hasta Heisenberg infartaría de la tensión que
causa. Porque, mi queridísimo amigo, la curiosidad mata pero la incertidumbre
es aún más catastrófica.
Sabemos que somos iguales
pero preferimos ignorarlo. Sabes muy bien que en algún momento lo has pensado aunque nunca lo has
dicho. Sé muy bien que este mensaje será pasado por alto. O quizás…
Canción
para ser escuchada: “Schreibe
dir”-Clueso
Para Bernard
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