Recuerdos de una antigua conocida


Todo en esta vida cambia, y es cuando uno menos lo espera. Tal como que el mundo de vueltas, y la noche se haga día. Deprisa voy hacia mi clase de italiano, me encuentro con par de mis compañeros, los saludo, charlamos un rato. Luego todos marchamos a nuestros respectivos rumbos. Rumbos, muy diferentes.
En mi camino vi pasar a una muchacha conocida. Pelo corto, rubio, ojos verdes, delgada. Sin duda alguna era muy conocida. Me mira, y sonríe. Pero su sonrisa era fría, como de por cortesía. Siguió su trayectoria con un rostro de "¿porque tuve que encontrarla?". Sí; En realidad no era una desconocida aquella muchacha con sonrisa de muñeca marca Barbie. Se parecía mucho a la que una vieja amiga de la infancia...Suzie. ¡Ahora si me acuerdo!
Suzie era mi "mejor" amiga en aquellos viejos tiempos. Salíamos por la ciudad, de compras, al cine. Eramos de esas que después de un tiempo se consideran hermanas, y que intercambian brazaletes. Caminábamos de brazos tomados, secreteando del chico lindo que nos pasó hace unos segundos por el lado, yo le comentaba de lo que me pasaba con los chicos. Yo le decía como me sentía, yo le decía esto, yo le decía lo otro... yo, yo, yo... Ella por su parte contaba mis historias en otro teatro. Las convertía en obra de comedia. Se mofaba de la protagonista, la criticaba, la destrozaba verbalmente. Pero de eso nunca se enteró la protagonista. Todo surgió a sus espaldas. De frente , era otra. Fingía ser paciente, atenta, amigable. "La perfecta amiga".
Todo parecía color de rosa... hasta que sus pensamientos salieron de su boca en mi casa, y las paredes la escucharon. Que ingenua la pobre... si supiera que las paredes no solo escuchan.. sino que también hablan.
Suzie estaba cambiando. Ya no era la misma de antes. Su mirada no era la misma, ni su sonrisa. Su paciencia se agotaba. Ahora sus nuevas amigas la llevaban a ser "cool". Que tonterías. las de las chicas de esa edad. Ahora veo a Suzie.. y esa ingenuidad no ha cambiado. Va caminando como si hubiese visto una desconocida. Como si.. aquí no ha pasado nada... de lejitos... no vaya a ser que se me pegue tu "peste". Veo que no lleva su brazalete puesto. Tal vez no es Suzie... tal vez, tal vez.
Miro mi muñeca, y yo tampoco llevo mi brazalete. Suzie no es la única que ha cambiado, yotambién he cambiado. Me di cuenta que los mejores amigos no a los que les cuentas tus secretos, y vas de compras con ellos. Los mejores amigos son los que te ven llorar, los ves llorar, se consuelan y apoyan. Los mejores amigos no sólo ríen contigo, si no también son una mano de ayuda cuando estás ahogandote en un pozo oscuro.
Si, Suzie y yo, vivimos cerca, muy cerca. Pero, ya nada es lo mismo. Quizás nunca fuimos mejores amigas. Quizás todo esto tenía que pasar. Tal vez solo fuimos dos desconocidas que nos encontramos a la misma hora en el mismo lugar, y que coincidimos en estar bajo las mismas circunstancias. Los años, y las palabras han provocado una distancia. Distancia de la que no me quejo. Todo cambia, si todo cambia . Y aveces estamos ciegos para ver el cambio. Caminamos con una benda en los ojos y caemos y nos raspamos las rodillas. No es solo cuando sentimos el dolor que nos damos cuenta de que nos duele. Pero ese dolor, te hace crecer.
Sobre todo, a evitar a conocidos lejanos con sonrisa de plástico. Suzie toma su camino, yo tomo el mío. Una vez parecidos, pero hoy en día muy distintos. Pero.. no guardemos rencor, que el rencor solo marchita el corazón y seca el alma. Camina Suzie.. camina... que algún día fuistes conocida.
"Que en la vida hay muchas amistades. Amigos, realmente muy pocos".

Canción para ser escuchada: "Kids"- MGMT

El negro de su alma.


Esta mañana mientras buscaba ropa en mi armario, encontré mi traje negro favorito. ¡Tantos recuerdos! Y entre tantos recuerdos, llega Jean a mi mente. Si, Jean, y aclaro, es la última vez que hablo de él en este diario. Pero pienso que es importante que lo sepan. Jean era un chico encantador. Pintor, le encantaba el cine, alto , guapo, ojos negros, pelo largo y castaño. El día en que me tomó de la mano me emocione muchísimo. Sí, él significaba mucho para mi.
Una noche fuimos a una fiesta en casa de Marie Antoniette, su mejor amiga. Tengo que admitirlo, ella nunca fue de mi agrado. La música invitaba a bailar y perderse en su ritmo. Pero aqui quien se perdió fue Jean. Lo busqué por todas partes. Subí al segundo piso al estudio, abrí la puerta lentamente. Mis ojos no podían creer lo que allí veían. Jean, Marie Antoniette, la boca de Jean tocando la de ella, ella abrazandolo, y él, él haciendo de las suyas. Ella, dejándolo hacer lo que quiera. Con la misma cautela que abrí la puerta la cerré. Me dieron escalofríos, temblaba, todo a mi arlededor se nublaba. Y justo cuando me iba a desplomar al suelo los brazos de Christopher me rescataron. El me llevo al balcon de la casa.
"Amelie... ¿estás bien?"- Me dijo mientras me daba un poco de agua.
"Dime... dime.. que no es cierto lo que vi Chris... por favor"- le suplicaba entre sollozos.
"Es cierto Ame, todo es cierto"- respondió sin piedad alguna.- "Debí decírtelo antes. "
Reponiendome de aquel desmayo, me levante y le reclamé:" ¿Por qué no me dijistes nada? ¡Eres mi mejor amigo! ¿¿¡¡Porque!!?? Dime!! Dime!!"- A él no le quedo más remedio que abrazarme. Aveces los abrazos dicen mas que las palabras. "Me entere hace una semana. te lo pretendia decir, pero te veias tan enamorada. Sabia que no me ibas a creer... Perdoname por favor..." Y lo abrace mas fuerte aún. El se unió a mi llanto. Pero luego de una hora llorando seque mis ojos... Chris me llevo a casa. Me ayudo a quemar todas las cartas que un dia Jean me envio, diciendo que me amaba.
Al dia siguiente, recibo una llamada de ese difunto ahora hecho cenizas. Queria que nos reunieramos en el parque. Me acuerdo perfectamente, era un dia de oto~o. Pero era un oto~o que anunciaba un invierno largo y frio. Me sente en un banco de aquel parque, con mi traje negro y los tacos rojos que Charles me regalo - Jean detestaba a Charles (de hecho, detestaba a todos mis 4 hombres)-, y llego Jean. Me dijo.. tenemos que hablar...(tipica frase que anuncia un deselace). Se acerco a mi , en un intento repentino de besarme, y justamente cuando lo tenia a unos centimetros de mi boca, le tomo la mano, y le entrego un potecito lleno de cenizas con una nota. Tambien le entrego un cofrecito con todas las cosas que un dia me regalo.
"No, no me digas nada, porque lo vi todo"- le dije indignada. " mejor calla, porque aqui no ha pasado nada".
"Me perdonas? digo... de que hablas?"- respondio con una cara de...
"No te hagas el tonto, te perdono porque no soy de las que guarda rencor. Pero aqui no ha pasado nada, porque te desconosco, no eres el mismo de antes. Me mentistes, y tdo esto para ti era una mentira. Y como para siempre fui una mentira, hoy te digo adios. Porque aqui no ha pasado nada. Fue un gusto conocerlso se~or desconocido. Me marcho... y dejeme decirle que nunca fue bienvenido. Que tenga una buena vida."
El dia se veia gris y se sentian las primeras gotas de lluvia, el me tomo el brazo, intentando besarme, lo rechace, tome mi sombrilla, la abri y me di la vuelta. Con lagrimas en los ojos empece a camir. Pero ahora caminaba diferente. Sali con la cabeza en alto, sali con dignidad, caminaba segura, un pie frente al otro a paso cauteloso y ritmo en las caderas. Porque asi me senti... libre. Y aunque le dia permiso a una lagrima que saliera, me sentia con una carga menos encima. Vi alrededor, y las hojas de los arboles caian al suelo. Este invierno seria uno largo y frio. Pero es necesario que caigan las hojas y llegue el invierno para que en la primavera este arbol triste y seco floresca.
Cancion para ser escuchada: "Lost"- Coldplay

4 hombres y una dama


Hace varios días atrás recibí una carta de mi mejor amigo, Phillip.
Querida Amélie:
Te envío muchos saludos dede Alemania. Hace tiempo que no nos vemos. Christopher pasó un fin de emana por acá. En nuestra conversación surgió que iba a París este próximo fin de semana. Se me ocurrió reunirnos, ya sabes , como en los viejos tiempos en Café Luna. Espero verte bien.
Besos y abrazos,
Phil

Tan pronto recibí esta carta, busqué el mejor vestido en mi armario, y los tacones rojos que Charles me regaló en un cumpleaños. Sí... volveré a ver a mis amigos. El viernes por la tarde, me preparé y me fui a Café Luna. En la entrada estaban allí cuatro de los hombres más importantes de mi vida: Phil, Charles, Christopher, y Antoine.¡Tantos abrazos los de ellos! Me gustaba tenerlos de nuevo en casa allí sentados en el café, en la misma mesa de siempre, contando de nuestros sucesos recientes.
Todos se ven hechos unos hombres...¡ Como pasa el tiempo! Entre risa y risa me fijo que las manos de Charles están ásperas y fuertes, Phil con una voz profunda que dejaría a cualquier chica en las nubes. Christopher me miraba y parecía que no podía creer lo que veía, y Antoine,... Antoine sólo reía (como siempre).
De repente húbo un silencio profundo en la mesa... y Phil me dijó : Tengo que decirte algo...
-¿Qué?- respondí
-Me casaré en seis meses- me dijo. Yo me quedé fría, sin nada que decir.
- Pero... ¿Porqué tan rápido, con quién?, No me haz contado nada...- Lo admito, me quedé atónita con su comentario. ¿Cómo es posible que mi mejor amigo se vaya a casar a esta edad? Sólo tiene 20 años... para mí eso es ser muy jóven.
-Es que... es que...- ¡Contesta por favor que me desesperas!- Rebecca está enbarazada.
Lo sé, me quedé muda, congelada y con los ojos con ganas de llorar. ¡Dondé está la castidad! siempre pensé que mi amigo era un poco puro. Pero nunca me habló de esa realción, siempre me contaba cosas, y ahora va a ser papá.
Pero Phil añadió...: Quisiera que fueses la madrina de bodas y la de mi hijo.
Devuelta a mi conciencia... ¿Cómo podría decirle que no a mi mejor amigo, a apadrinar una tierna criatura, o estar junto a él en el día de su boda? Desde luego que acepté, claro, después de tomarme 5 café para asegurarme que no era un sueño.
Pero esto no se queda ahí, comenzaron a hablar de temas de esos un poco clasificados R, y descubrí muchos secretos de mis amigos, confesiones, y anécdotas. Han sido unos 3 largos años en los cuales han pasado muchas cosas en la vida de mis cuatro hombres. Han cambiado mucho. Y siempre en la pregunta clasica... Amélie.. ¿y los novios? Me quedé en blanco... sin nada que decir. Creo que salió una lágrima, pero a la distancia ví a Giovanni, sonriéndome. "Están por ahí, pero todavía no me han encontrado". Todos dirijeron la mirada en la misma dirección que la mía.
"¡Por Dios! Habrán cambiado pero, siempre les ha faltado ser disimulados".
Entre risa y risa, me llevaron a bailar. Ellos con sus monerías hacían que me salieran carcajadas. Tengo que admitirlo, puros o no, guapos o no guapos... estos son mis hombres, los quiero y los he extrañado. Las mujeres en el café me miran de reojo, sé muy bien lo que están pensando. Ando con cuatro hombres, si MIS HOMBRES, pero ellos solo son mis amigos, mis hermanos.
Qué un hombre y una mujer pueden ser mejores amigos. Que una mujer puede tener cuatro mejores amigos del género masculino. Ellos podrán sorprender con sus temas aún a la dama más agraciada. Pero sin ellos el mundo no sería igual.

Canción para ser escuchada: "En Douce"- Baguette Quartette
"Marta, Sebas, Guille y los demás"- Amaral



En la vía de la espera


Aquí estoy esperando que llegue el metro... 1 minuto, No aparece... 2 minutos, Elliot aparece en mi mente. Pienso en el día en que vino hasta aquí a verme. Fue un dí común y corriente, pero especial por el esfuerzo que hizo para llegar de tan lejos. 3 minutos, me imagino a Elliot subiendo estas escaleras que ahora yo bajo. Me pregunto que habrá pensado, sentido, olvidado...5 minutos, El encuentro con Elliot quien estaba de espalda, su olor como aquel día de verano. Me escondí, se voltió corrí hacia él, me abrazó.
6 minutos y todavía el dichoso tren no ha llegado. Me acuerdo del día que por poco nos besamos. Por mi mente pasaban cosas, de que algún día podríamos ser algo... 7 Minutos, ¡Por favor que llegue este tren... que no quiero recordarlo! Al minuto octavo, recuerdo sus manos, su rostro, sus manos en mi rostro, se acerca, una pulgada de distancia, media pulgada, su mirada, su caricia, su nariz rosando a la mía, todo eso... volteo la cara. Miro la luna... no pasó nada. Pasan 10 minutos ¿Se habrá atrazado el tren?... Pero aquello aún no terminaba... tomó mi cabeza, -el pulso se acelera-, desprevenida, allí me besa, el miedo que sentía se perdió en sus labios. Me abrazó fuerte como algún día soñé... Y se fué, se fué y me dió otro beso de despedida. Se fué y tomó el metro por el cual ahora espero yo.
12 minutos... Ahora me pregunto, porqué no me ha escrito en 15 días... quince miserables y oscuros días. Y de esos quince en el primero me sentía feliz. Pero hoy el Décimoquinto día, siento la agunstia de no saber nada de él. Han pasado quince días como minutos esperando por este tren. Aquí llegó el metro... con sus vagones, cada uno con sus recuerdos, y yo con mi cartera llena de pañelos, llorando por alguien que en la quincena se olvidó que lo quiero.

Canción para ser escuchada: "Te vi venir" - Sin Banderas
"20 de enero"- La Oreja de Van Gogh

Carta a Lucé Bonafare

Que aveces pensamos que todo solo puede ser blanco o negro. Que los matices del gris no importan. Mucha gente piensa de esta forma, me dijo la Señora Bonafare mientras regaba sus plantas. Me gustaba compartir con ella en esos momentos, mientras la veía feliz, cantando y bailando al son de una vieja canción que dice "La vida es una tómbola... de luz y de colores". Me acordé en estos momento de sus palabras, al ver hoy que la felicidad iba desvaneciendo de su cara. Hace meses no es la misma Lucé Bonafare que conocí desde pequeña. Una grave enfermedad la hizo caer en cama. Pero al verla allí postrada, la angustia en sus ojos, pude presenciar un momento en el que todo cambió. El señor Bonafare entró por la puerta de la habitación de Lucé, y se vió en ella la misma luz de siempre, siempre radiante. El tomó su mano, acarició su rostro, se veían como dos jóvenes y su emocion por el primer amor. Ella aún en su dolor se veía feliz de poder tener a alguien que la amaba a su lado.
Pienso en las palabras de Lucé, y en su dolor, pero luego me acuerdo que aún en su dolor siguió amando, y ese amor la hizo fuerte, la hizo una mujer luchadora. Le doy gracias a Lucé por enseñarme que aún en momentos difíciles se puede apreciar la vida y sobre todo seguir amando. Ella fué un ejemplo del verdadero amor. Lucé se fué, pero ya no hay más sufrimiento, de ella solo quedan recuerdos y su legado en mi corazón. Eso jamás podrá ser removido, porque en lo negro de este suceso encuentro lo gris y aprendo de ello. ¡Gracias Lucé, siempre te querré!

Cancion para ser escuchada: "Historia de un sueño"- La Oreja de Van Gogh

Su huella en mí

Fue una noche como cualquier otra. A la distancia esuchaba una voz cantando al son de una guitarra en plena oscuridad. Me levanto de mi cama para buscar de donde viene ese dulce sonido. Camino con la triste luz de una vela por la penumbra del corredor. En la sala, allí se encontraba, entre cortinas blancas movidas por las caricias del viento, bajo la luz de la luna, sí allí estaba un desconocido que me abrazó mientras cantaba. Sentí como si lo conociera de algún momento, de alguna otra parte, tal vez otra vida. Este no es Jean, no canta igual, no tiene lo brazos tan fuertes. ¿Pero quien es este desconocido? No puedo ver su rostro. Ay mientras cantaba su dulce canción me llevaba de nuevo a mi cama. Me arropó, me besó y desapareció. ¡NO te vayas!... ¡No te...!
Desperté pensando en ese sueño tan raro. Me dí cuenta que era domingo en la mañana. Un bello domingo de verano. Ese fue el sueño antes de llegara una parte de mi pasado. Y eso me lleva a algo que mi padre siempre dice: "Las primeras impresiones son muy importantes". Pensando en eso todo el día, llegamos a la casa de campo, donde vive mi yaya (abuela). Me encanta esa casa rodeada de jardines, rosas, flores de lavanda... ¡Un rico olor! Un olor que me lleva a muchas partes de mi niñez.
Mientras estaba en la biblioteca de la casa, escucho que en el balcón gritan mi nombre. Parece que me aclaman con mucha urgencia. Me asomo por la venta, y veo que llegó una familia, que quienes quiera que fueran me conoce y me solicitan. Entre ellos un muchacho más o menos de mi edad. No me quedó más remedio que ir. En el umbra de la entrada principal estaba mi hermana Diana, y me dice - Amélie... mira a ese muchacho, ¿no te acuerdas de él? Te anda buscando por todas partes.- En realidad no sabía quien era. Pero allí se encontraba su madre, su padre, y su hermanito. Me tocó saludar a todos, cuando vi a su madre me acordé de todos ellos. Mamá me dijo:" Amélie ¿No te acuerdas de Edith y Elliot?" En ese momento tuve una pequeña epifanía. Aquel muchacho era un viejo amigo. Si, ahora con el olor de las flores recuerdo haber estado aquí con él antes. Saludo a Edith, a Francois (el padre), y cuando me tocó saludar a Elliot, más que un abrazo me dió un apretón.
Pero el olor de la lavanda, el perfume de Elliot, su abrazo, me hizo recordar el chico del sueño. Ese abrazo fue igual de fuerte, igual de intenso, pero esta vez muy real. Sentía como si me quisiera decir algo, algo de hace muchos años. Me hizo hasta olvidar a Jean, pero eso ya es otra historia. En realidad no me quería despegar de él. Pero por cortesía ante los demás lo hice.
¡Cómo pasan los años! Muchas preguntas surgieron en mi mente. ¿Porqué se fue? ¿Por qué no se queda? Si... ¿Por qué no se queda? Amélie tienes a Jean. Ah! Sí... Jean!... Al dialo con Jean!... NO él ha sido bueno contigo, lo vas a ver en un par de hora. No importa!
Elliot dejó una fuerte impresión en mí. Ya veo la importancia de lo que dice mi padre. Esa me marcó. Me hizo recordarlo todos los días, comentarlo en ocasiones. Elliot dejó su huella en mí y a pesar de los años no se borró.

Canción para ser escuchada:"If The Moon Fell Down" - Chase Coy

Medio vacío o medio lleno, todo depende de cómo lo veas

Hoy me di cuenta de la inmensidad de esta ciudad. Pero a pesar de su inmensidad, se repiten muchas cosas diariamente. Siempre camino por el mismo sendero. Lunes, miércoles y viernes el que me lleva a la biblioteca; martes y jueves el subterráneo. Veo caras conocidas pero a la misma vez completamente extrañas. Me gusta sentarme debajo del árbol cerca del Café Luna a ver la gente pasar. Siempre veo la misma pareja de "amigos": un chico y una chica. Ellos son inseparables, toman clase juntos, almuerzan juntos, se sientan juntos... pero nunca veo que sean algo más. Me fijo en los ojos del muchacho, le habla con sumo interés a la muchacha. Ella es sumamente atenta, mientras él la mira fijamente a los ojos. Entre frase y frase noto un suspiro salir de sus labios, pero parece que ella no se da cuenta. Es como si fueran un mundo aparte que gira alrededor de otro sol muy lejos de aquí. Mientras una cara de ese mundo está iluminada, la otra está en penumbras. Aunque sean contrarias son el mismo mundo, pero no se dan cuentan que uno es para el otro.
De repente pasa la chica que toma clases de italiano conmigo. Se llama Graciela. Pelo lacio, marrón, al nivel del cuello, nariz perfilada, cuerpo delgado, siempre muy bien vestida con trajes ligeros y a la moda. La última clase nos comentó que le gustaba el chico que se sienta en la parte delantera del salón. y que ese día se lo iba a confesar. Hasta el profesor se enteró de todo el plan, y prometió ser cómplice de ese acto. Pero en fin, el chico no se presentó a la clase. Fue un total decepción, no solo para ella si no para todos los que allí nos encontrábamos.
Allí sentada me encuentro con viejos amigos, con nuevos amigos, con personas que me hablan por interés o por pura cortesía, en fin , con mucha gente. Gente enamorada, agarrada de manos, besándose, acariciándose, despiediendose y mirándose a la distancia. ¡Oh! Pero, qué bello es el amor.
Después de un rato admirando esta fabulosa escena, me doy cuenta que estoy sola, sentada en este banco, siendo espectadora de la felicidad de los demás. Pero a mi lado el banco está vacío y frío. La distancia entre ese amor y yo crece cada día más. Me dí cuenta que vivo por el día en el que los amigos del mundo aparte se den cuenta que se quieren ser más que amigos. Vivo por la adrenalina que sentiría Graciela al confesarle su amor a Fernando, el chico de la primera silla en el salón de italiano. Pero cuando todas esas cosas pasen, el banco aún seguirá vacío . Creo que mi lenguaje corporal daba señales de tristeza a gritos. Y mirando hacia ese espacio libre del baco, me fijo que Giovanni se acerca hacia mí. "¡Hola,amiga!"- no puedo negar que me sonrojé al mirarlo, despué de todo es bastante guapo. "¿Me puedo sentar a tu lado?"- sugirió con una sonrisa en los labios. Accedí a su petición. Por un momento me olvidé del espacio vacío que una vez existió.


Canción para ser escuchada: "She Has No Time" - Keane