La fête d’l plaisir obscur

La vida es un largo camino llego de piedras. Piedras que te hacen tropezar si no las sabes esquivar. Y esta historia por más irreal que parezca es completamente verdadera. Aunque me cueste mucho contarla tengo que confesar que la considero extremadamente esencial para aquellos que pasen por lo que yo he pasado (o algo parecido). Sergio Beuvallé para servirles, y esta es mi historia. fountain

Empecemos por que no tengo una vida perfecta. Seamos honestos, nadie la tiene. Pero estos sucesos ocurrieron en la etapa más oscura de ella. Fue una noche de invierno. Ludovic, mi “mejor amigo” me invito a una fiesta en su casa. Fiesta en la que había mucha gente, pues claro, Ludovic Malfolie es muy popular en este pueblo. Lo conozco hace poco tiempo, pero aun así lo consideraba mi mejor amigo aunque siempre note que era un poco extraño. Claro, si es que a simple vista se le nota que es de lo mas extraño: con inmensas ojeras y pelo indomable. Era popular por sus fiestas. Nunca había asistido a una de ellas hasta aquella noche.

No todos estaban de acuerdo con las fiestas de Ludo. Mis amigos más cercanos de toda la vida me dijeron que no era muy buena idea ir a ese tipo de fiestas. “Ese tipo no es nada bueno Sergio”, me decía Mathieu, y a quien por oponerse a mi amistad con Ludo lo llegue a ignorar por buen tiempo.

Llegue a la casa de Ludo y desde unas cuadras más abajo se escuchaba la música. Cuando llegue a la acera frente a la casa, solo se veían luces de todos los colores por la ventana. Cuando me baje del auto, Maya , la más rara pero tierna de las chicas impedía que pasara a la fiesta. Ella es muy dulce. Abrí la gran puerta donde Ludo me recibió con los brazos abiertos. “Siéntete como en casa”, me dijo al oído, casi gritando pero aun así con el estilo que siempre lo distingue. Claro, andaba como con cinco mujeres. ¿Qué tiene este hombre que todos se le acercan?, me pregunte toda la noche. Vi a la gente bailando pero todos me miraban como quien dice “carne fresca”. Parecía como una iniciación. “Toma un trago mi compadre”, me ofreció muy amistosamente. Di un sorbo a aquel trago, que era amargo pero a la vez adictivo, y me empezó a gustar. Y poco a poco (como quien degusta un buen vino) fui tomando el trago que sabia a una mezcla de cerezas y canela con yo no sé qué otra cosa. A la vez sentía como todo giraba y sentía una gran tristeza, como si el mundo se me acabara y la única solución la tenía aquel trago. “Ahora estás listo”- me dijo una voz que se parecía a la de Ludo, “ven conmigo”. Y me tomo del brazo rodeado de mujeres y la mitad de las personas que había en la fiesta.

Me llevó hasta el sótano de la casa que era aun más tenue y frio. Pero el calor de la gente y el sabor de aquel trago en mi paladar lo hacía más acogedor. “Porque te haz hecho como mi hermano, y conozco de ti más de lo que te imaginas, te dejare entrar a mi jardín”. Y atravesé la puerta que llevaba al jardín. Yo quería ser como él, como Ludovic. No sé por qué motivo ni la razón, pero si, quería llegar a ser como él.

Era un jardín bello, como si fuese una ilusión. No habían luces, solo la luna y yo en medio de este jardín, que más bien parece un bosque. Me volví loco inventando aventuras que podía hacer allí. Planeaba escaparme de vez en cuando para pensar bien las cosas. Si, era un lugar de maravilloso, deseado. Entre esos arbustos había una fuente de bronce y tenía un letrero que decía: “PARA MANTENER LA BELLEZA DE NUESTRO JARDIN, POR FAVOR TOME DE ESTA AGUA”. Lo encontré muy curioso, porque ¿Cómo por tomar agua voy a mantener un jardín? Seguí el mandato de ese letrero, y tome, y tome, y tome otra vez, y por alguna razón no me sentía saciado. Era ese dulce y extraño sabor que me hacía sentir tan agradable pero miserable a la vez. Y de repente se apago la fuente… y sentí un frio correr por mis venas.

Pensé que no era nada del otro mundo, así que fui a ver que más había en ese jardín. Pero todo lo que un día se veía colorido y bello, se veía marchito y gris. Todo se veía triste y desolado como una ciudad fantasma. Y fui a la fuente a ver si por fin había agua, pero no. Tenía que tomar esa agua. Sentía que el jardín se ponía cada vez más solo y peligroso.

A la entrada del jardín vi a muchos de mis amigos admirando lo que para ellos era un jardín hermoso. Trate que dieran la vuelta y regresaran a la fiesta. Trate de llegar a la puerta algo me lo impidió. Algo doloroso. Sentí como si algo se enredara en mis piernas y me hincara. Yo quería salir de allí pero nadie me escuchaba, todos parecían estar disfrutando ese jardín. Pero si vieran lo que vi no estuviesen así. Y trataba de quitarme esas enredaderas que me trataban de arrastrar hasta la fuente que estaba brotando agua de nuevo.

“¿Tratabas de escapar Sergio?”, me dijo Ludovic que entraba por la puerta. “Si, por favor ayúdame a salir”- le dije desesperado. “Eso es imposible, no quiero que te vayas, yo pensaba que eras mi amigo”, cuestionó mi amigo.

-“Si pero….”Capture

-¿Pero que?- me respondió con un fuerte tono. – Nadie sale de aqui asi por que si.- se dio cuenta que yo pensaba que algo andaba raro asi que mejoro su postura y dijo: Es que esta es mi fiesta y yo no quiero que se vayan. Yo no quiero estar solo. Ven, toma mas agua.

Créanme, lo pensé dos veces, porque el sabor de aquella sustancia me hacía pensar que la necesitaba, además que no quería ver lo que estaba viendo. Hasta que ví a mis amigos convertirse en ser extraños, sin cara, sin ojos, pero ellos decían ser felices. Y trataba de gritarles que dejaran de beber el agua, pero no me escuchaban. Todos estaban amarrados a la fuente de espinas y bronce. Y yo solo quería salir de allí. Ya no quería ser como Ludo, ya no quería vivir aquí. Quería alejarme de todo esto. Y la luz de la Luna se iba apagando. Y las espinas se ataban mas fuerte a mis piernas, y Ludo me trataba de convencer que me quedara. Y le dije “Lo siento mucho, pero yo decido cuando irme”…. “Mejor, más agua para mi”- me dijo mirándome con sus grandes ojeras. Y se perdió en la oscuridad.

Pero aun la puerta no quería abrir. Toque a ver si alguien la abría, y grite y llore. Y vi como la luz se veía por una rendija de la puerta, alguien abrió la puerta y me halo a un lugar más seguro. Sentí como si las espinas me desgarraran las piernas, pero por fin salí de allí. Fue Maya, quien me sacó de aquel horrible lugar. Ella se quedaba hasta tardes horas de la noche curando mis heridas. Fue en ella en quien descubrí la verdadera belleza. Debí haberla escuchado , debí pero ya es pasado.

En este camino de la vida yo soy de los que me tropecé con una piedra y me herí. Aun quedan las cicatrices de aquellas espinas, pero me acuerdan de que por más bueno que algo aparenta ser, puede encontrarse en ellos un oscuro y tenebroso placer.

Cancion para ser escuchada:”Little Lion Man”- Mumford and Sons