Renovación



Hace tiempo que no visitaba Madrid. Mis padres crecieron aquí, y luego se mudaron a Francia. Viajábamos mucho a esta ciudad, visitar familiares,vacaciones. Hoy estoy aquí con otro proposito. “Escapar”, dice Sonia sin piedad. No estoy escapando, estoy buscando algo. Algo que se que tengo pero que esta perdido en algun rincon de mi ser.

“Escapar… huir, Amélie”, vuelve a recalcar Sonia. “Dejala ya Sonia, no sigas dandole a la llagar”alcance escuchar que Lucia le decia en voz baja. Lucia es de las que creo que me comprenden. Pero ni yo misma me comprendo. Ando todo el viaje callada, riendome de vez en cuando de algun chiste que dice Marta, o las ocurrencias de Alondra, pero todo esos momentos se esfuman con facilidad. Y siento mucho si estoy hablando mucho de melancolia, pero esto va mucho mas alla de Elliot y todo mi rollo con el. Y me paso el día así, mirando la ventana y las gotas de lluvia resbalar sobre ella.

“Ya no puedo verte mas así… vinimos hasta aquí para que salgas de ese estado casi depresivo. Me canse de que estes todo el día sentada, mirando la ventana, con cara de amargura”, estallo Lulu. No tardo mucho cuando sigueron los reclamos de Lucia, Sonia, Marta y Alondra. Y cuando no tenia suficiente entra por la puerta este muchacho de pelo largo y barba (que parece que hace siglos no habia sido afeitada), todo empapado de agua. Era Gustav, el chico de la casa, y el que da una opinión masculina de todo lo que nos sucede. Cuando ve a todas rodeandome, pregunta “ Que sucede aquí?”, todas lo miraron y se cumplio una vez mas ese dicho que dice “una mirada dice mas que mil palabras”, en este caso son cinco mil. “Lo mismo de siempre?” pregunto, y todas contestaron con esas mismas miradas, “Ya me lo imaginaba”. Todas lo miraron como esperando que dijera su opinión al respecto. “Quieres que te de un consejo?” , replico Gustav, a lo que Sonia respondio con un suspiro de alivio como diciendo “ya era hora”.

*Nota aclaratoria: Los consejos de Gustav tal vez no sea los mas bonitos, mas saludables para una persona recatada. Por otro lado a veces suelen ser dolorosos, porque los dice sin ninguna compasión y no es de los que le tiembla la voz. Pero aunque sean doloros, son unos llenos de mucha verdad. Y odio que tenga razón.

“Sal!, Corre en la lluvia… grita…!” Me fije en sus ojos y era como si fuese la respuesta que estaba buscando, algo que queria hacer desde mucho tiempo. “Ya se!Te llevare a dar un paseo!”. No pasaron cinco segundo cuando nos montamos en el carro de Gustav, y recorrimos la ciudad. Es muy raro, pero las calles estaban vacias, y como a Gustav le gusta la velocidad, acelero. A la misma vez mis palpitaciones por minuto aumentaron. Gustav nos mando a abrir las ventanas del auto y sacar las cabezas y gritar. No se si fue la combinación de gritar, la rapidez del auto, el viento sobre mi cara y revolcando todo mi pelo, o las gotas de lluvia mojando mi piel, pero me sentia viva. Fue como si se estimularan mis sentidos una vez mas. Como dirian en el buen ingles, le dieron a esta maquina un “restart”.

Una vez cumplida esta parte de la promesa de salir en la tarde, nos bajamos del auto y salimos a correr por las calles a bailar. La música entraba por mis oídos y luego por mis venas. Y creo que si, creo que esto es vivir. Y he ahí la idea: No necesito de un hombre para sentirme completamente feliz. Para amar, necesito amarme primero a mi misma.

Es en ese momento cuando anuncian en la tarima del club que le darán la oportunidad de cantar a alguien. Con lo amorosos que son mis amigos, hicieron coro para que yo subiese esa tarima para cantar. Después que revolcaron a todo el mundo para que se animasen a escucharme a cantar, subí a la tarima que ahora se convertía en escenario. Créanme… me viví ese coro que dice “Quiero vivir, quiero gritar, quiero sentir el universo sobre mi”. Y todo eso lo haré, lo haré sola, yo sola. Lo haré por la Amelie que solía caminar por estas mismas calles, soñando ser alguien grande cuando era niña. Lo haré por mi, y solo por mi, porque ya no soporto el dolor. Voy a aprender a quererme, a saber lo que realmente quiero, con o sin alguien a mi lado.

Que no viviré por alguien. Que viviré por mis sueños, por lo que quiero alcanzar. Si el me quiere vendrá y me entenderá y todo saldrá bien. Pero hoy le doy fin a esto que me esta hundiendo. Que yo no lo amo porque lo necesito, sino que lo necesito porque lo amo. Que lo que yo siento lo estoy definiendo. Y si, ya lo definí. Y me siento mucho mejor. Respirando profundo... inhalando paz…exhalando ansiedad. Se lo diré… lo enfrentare. No me importa si no me ama y mi, pero yo estoy segura de lo que siento. Estoy enfrentando mis miedos, estoy aceptando lo que siento. Me estoy renovando. “Y si la respuesta es yo no te amo”… me pregunte a mi misma. Pues seguro llorare… pero seguiré viviendo, no es el único hombre que existe. Pero tampoco perderé un día preocupándome por alguien que no me valoró como yo lo valore. Porque seguiré siendo yo. Porque tal vez lo perderé, pero no me perderé a mi misma. Porque estoy firme. Porque a veces hay que llorar. Pero para eso sirven los pañuelos, y los amigos que dicen “hombro: waterproof”.

Y entre aplausos y abrazos, ya casi amanecía. Me queda un dia, en Madrid. No se cuando volvere a ver a Elliot, pero hoy hubo una renovación. Hoy volvi a ser yo. Hoy me siento bien, pero mucha mas que bien…buenisima!

Canciones para ser escuchadas: “Niña”- La Quinta Estación

“Rush”- Aly and AJ

“El universo sobre mi”-Amaral

“I’m Feeling Good”- Muse

Fundamentos


Era una soleada de primavera en España. Nos quedamos en la casa mis amigas Marta, Sonia y Lucía. Ellas son todo un chiste y tienen muchas historias que contar, pero ya eso es para otro día. En su casa tienen un pequeño patio, y el árbol más frondoso y bello que tienen es de naranja y está en el mismísimo medio del patio. Nos levantamos después de un largo viaje y lo primero que hicimos fue recojer naranjas para el desayuno.
Una vez todas en la mesa, empezamos a pelar las naranjas. Recuerdo la primera vez que hice eso. De niña mi padre solía hacer ese trabajo por mí. Nos sentábamos en el piso del balcón en las calurosas tardes de verano a comer naranjas y compartir en familia. Yo, como era muy pequeña y no me dejaban utilizar cuchillos - mi madre se volvía histérica si me veía con uno en mano- pues me entregaban la naranja ya pelada y cortada.
Miraba a mi padre como todo un gran sabio. Para mí era toda una ciencia. Pero yo lo veía con mucha atención. Cómo pasaba el cuchillo con mucho cuidado sobre la superficie de la naranja y con ligereza y delicadamente deslizaba el cuchillo alrededor de la naranja sin que se llevara parte de la cáscara blanca y la pulpa quedase intacta. Lo admiraba.
Un día había un paquete enorme de naranjas. Yo quería comer una, pero no tenía quien pudiese descascara una para que yo pudiese saborear esa deliciosa fruta. Pero me animé. Tomé un cuchillo, no importando lo que mi madre dijera - "No utilices ese cuchillo, te puedes cortar"-. Me tardé alrededor de unos 15 minutos en pelar esa naranja. Pero lo logré yo solita. Era una pequeña muestra de mi independencia, de que puedo tomar riesgos y enfrentarlos. El sabor de esa naranja fue el más dulce y sabroso de mi vida.
Hoy me doy cuenta lo lejos que he llegado. Y le estoy enseñando a Lulú como hacer ese proceso, porque realmente era toco un desastre pelando naranjas, y un peligro para ella misma. Todas nos reímos y contamos de nuestras anécdotas.
Lucía rompió con el tema ya establecido y me pregunta : "A ver Ame, nos alegra mucho tenerte aquí, pero... qué realmente te trae por acá. Vamos a ser honestas, te noto un poco triste". Lulú la miró, y parace haberle contado todo con la mirada. Terminé por decirles que era lo que realmente me sucedía.
Sonia, a quien veo como una persona muy sabia, me dijo,"No tengas miedo Amé. Piensas mucho las cosas, y te complicas demasiado. Tu muy bien sabes que no lo quieres, si no que lo amas. Date un chance y sé feliz". Me costó un poco asimilar esas palabras. Pero terminé por comprender que eran ciertas cada una de ellas. Creo que en esta vida aveces hay que arriesgarse. Aveces pienso que la niña que un día fui tenía menos miedo. Quisiera ser como ella, quisiera vivir así. Sé muy bien que parte de ella aún vive en mí.

"La posibilidad de que un sueño se haga realidad, es lo que hace la vida interesante"

Cancion para ser escuchada: "Happy" - Leona Lewis

Equipaje-Diario de un Viaje


Tengo que ponerle fin a esto. Ya va una semana que siento como si una nube gris se posa sobre mi y esta apunto de caer la lluvia. Estas paredes me recuerdan muchas cosas, y no quiero escucharlas por el momento. Una posible solución... umm... ¡venderé la casa! No, no , no... eso es muy drástico. No tengo dinero para comprar otra, además no es mala. Solo que en estos momentos...no son muy amigables. Otra opción...Lulú toca a mi puerta, interrumpe mi línea de pensamiento.
"Pasa"-le dije sin emoción alguna.
"Ame... perdona que te diga esto, pero... te ves..."- Se quedó pensativa, como si midiera sus palabras para no herir.
"Ya sé cómo me veo, triste"-le contesté antes de que diera su opinión. Solo por ayudarla, y para aliviar el dolor que a mi me pudiese causar.
"No, más bien te ves.... terrible"- Me temía que dijera una cosa así. "Es que Ame.. no me gusta verte así, siempre eres tan viva, alegre, como la chispa de la fiesta, aunque no haya fiesta alguna."- corrió a abrazarme. No pude evitar como se desbordaba en mi el llanto. Un llanto que parecía no tener consuelo. "Ame, no llores. Mira que día más bello. No ha habido uno de estos en casi un mes. Ya se me estaba olvidando cómo era el sol. Pero hoy... mira nada más que día más bello". Afirmé con mi cabeza. "Vamos a salir"... añadió Lulú.
¡Eureka!, Lulú abrió la puerta a una epifanía. Salir... me encanta como suena eso. ¡Viajar! Me encanta aún más, mejor dicho...¡Me FASCINA! "Un viaje..."-alcanzé a decir en susurros. Por el gesto de Lulú, parecía que yo estaba delirando. "¡Un viaje Lulú... vámonos de viaje!"-dije con más emoción. Como si en la oscuridad de mis días entrara un rayo de luz.
En ese mismo instante comencé a empacar mis cosas. No mucha ropa, solo me voy por unos días. quizás tres. Si... nuevos aires me harán olvidar, o por lo menos aclarar mis cosas. Es que no sé lo que siento. Estoy llena de nostalgia. Todo lo que está en mi cabeza.. es Elliot. Elliot y sus besos; Elliot y su manos agarrando las mías, Elliot susurrando un te quiero, que luego pasa a ser un te amo. Miedo... sisisisisisi... eso es lo que mejor define este sentimiento. Miedo. ¿Pero miedo de qué? "De decirle te amo, Ame"- dijo Lulú mientras llevábamos el equipaje entrando al tren.
Lulú y sus cosas, siempre dando juntos en el clavo. La miro con los ojos aguados. "Y no vas a llorar, ya basta de lágrimas"- me advirtió.
este tren avanza hacia España. Nos vamos por tres días. De mi sillón puedo ver el paisaje pasar muy deprisa. Y yo aquí, sentada sin poder detenerlo. Tampoco puedo detener, la tristeza, y lo impotente que me siento. Sé muy bien que un te quiero se queda muy corto para lo que siento. Que un te amo sería lo más adecuado. Pero tengo medio de decir lo indebido. De darlo todo, y recibir muy poco. Porque no sé si Elliot es de los que entiende lo que verdaderamente significa amar. Porque amar y querer no es lo mismo ni se escribe igual. Y no quiero caer de nuevo en las aguas de un falso amar, en las que por poco me ahogo. Yo quiero que se defina, que muestra lo que realmente quiere. Que entienda que amar es más que querer besar, más que lo que el físico puede dar, o se dice solo por decir. Amar sale del alma. Es necesitar al otro, porque te completa, porque te hace sentir un poco más vivo, porque.. porque... no sé cómo explicar. Creo que siento eso, justamente eso, que no se puede explicar. Pero algo me impide decirlo. Y la distancia entre Elliot y yo, también es un obstáculo. No sé qué traerá este viaje... pero siento que algo bueno saldrá de esto. Hoy me marcho... hoy comienza un cambio. Este miedo, tendré que enfrentarlo.

Canción para ser escuchada: "En cambio no"- Laura Pausini