Auld Lang Syne

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Dicen que cuando sean las doce hay que pedir un deseo. Pero este año, no sé ni que pedir. Lo que si es que estoy alegre de que llegue a su fin. Después de todo no fue el mejor de los años. Aunque aun así, pasaron varias cosas buenas.

Hace varios meses que no veo a Elliot, desde aquella noche en mi desfile de modas. Digo hace varios meses porque hoy me toco verlo. Fue de esos momentos por los cuales uno no quisiera pasar. Salir feliz con tus amigas con la sensación de que veras a alguien indeseado. Como diría Meli, “eso suele pasar”. El problema es que a mí me pasa de lo más seguido. Y allí el estaba, vestido como le enseñé a vestir para que se viera más guapo. Refinado como le explique en aquellos días cuando todo era más “feliz”.

Y me acuerdo de que hace una semana el portero me entrego un paquete de cartas que él me escribió durante su viaje. Según el portero, el cartero le explico que fue un error de dirección. No se a quien le llegaron las cartas por equivocación, pero lamento la instancia, porque ahora viendo el paquete son muchos sobre que no llegaron a su verdadero destino. No creo q el dolor de soportar el ver llegar cada una de esas cartas a su casa, sea tan grande como el mío al leer cada una de ellas, meses después de haber olvidado a la persona que las escribió. Todas estaban llenas con las palabras más hermosas que alguien puedo haberme un día dicho. –Pero es que Ame, nadie te había dicho esto antes-. No saben lo estúpida y arrepentida que me siento, de echar a perder a alguien así. Esa noche no lo deje dar explicaciones. Eso me pasa por ser tan testaruda y asumir lo peor de cada situación. Claro que no pude aguantar tanta vergüenza y lo llame para pedirle disculpas. El con voz de asombrado y lleno de lagrima me dijo: “Yo te sigo amando, siempre lo he hecho. Estoy dispuesto a esperarte, y te seguiré esperando”.

¡Ay, pero que cosas las del amor! Suspiro por la alegría de sentirme querida otra vez. Suspiro que se cortaría y me dejaría sin respiración al ver que una chica se acerca al susodicho individuo y le besa en los labios. Y él le caricia la el rostro mientras yo me escondo en la espalda de Meli, porque era la persona más cercana. Ella también ve la gran escena y actúa “normal”. Claro, normalmente nerviosa y poco disimulada. Lo que hizo fue llamar la atención de Elliot, y este se acerco a nosotras. Bueno, específicamente a mí, -Vamos Ame, demuestra que tienes los ovarios bien puestos-.

-¡Hola Ame! ¿Cómo estás? – me pregunto todo nervioso y pálido. Lo que me lleva preguntarme a mi misma: “ ¿De esto es lo que tienes miedo?” Vaya, tienes la situación bajo tu control querida.

- ¡ Hola, Elliot! Yo estoy muy bien. Y por lo visto tu también. ¿Y tu amiga, como esta?

Creo que con eso fue más que suficiente para terminar la conversación. Pero el quiso añadir que es solo una amiga, que están comprando algo que ella necesitaba. Bueno, por lo visto ella necesitaba varias cosas porque por la cantidad de bolsas que lleva en la mano. No la juzgo, tiene buen gusto. Lo gracioso fue ver como su cara cambiaba de colores. Fue todo un espectro, el cual me disfrute de rabo a cabo. Escucharlo decir todos sus inventos, me hizo sentir peor de cómo me sentí cuando leí sus cartas. Era como revivir el ese mal estar estomacal, y las asquerosas nauseas. Pero esta vez será diferente. Mi madre siempre dijo, mejor afuera que adentro. Así que con una sonrisa le dije lo siguiente:

- Me alegro que estés bien. Y de seguro con muy buena compañía.- y me tomo por le brazo TAN disimuladamente para preguntarme si estaba bien. Si no estaba molesta.

- -¿Ame, pero, en realidad estas bien?

- Si de maravilla.

- Pero …

- Elliot, si piensas que estoy destrozada te equivocas. Tú tienes tu vida.

- Pero yo te amo

- Seguro eso también le decías hace un rato cuando la besabas. – Eso lo mato. Bueno, no literalmente, pero ustedes entienden.

- Eso fue, que ella quiere algo más, pero yo te amo.

- ¿Sabes qué? Elliot no voy a seguir con esto. Por tu culpa he llegado a odiar a lo que más amo. Y te llegue a odiar a ti. Pero ya no te odio, porque, pues no mereces ni que te odie. Personas como tú, así de mentirosas, no merecen tanta importancia.

Y así me despedí, sin nada más que decir, porque todo ya fue dicho. Confieso que apenas di una vuelta sentí un pequeño vacio. Como si arrancaran una parte de mí. Ahora comprendo que esa parte debía ser arrancada. Claro, llore como tremenda estúpida minutos después, pero es un proceso. Me estoy limpiando, reinventando.

Pensando en esto creo que ya se lo que pediré a la media noche. Nada de cursilerías como desean, porque un hombre no lo es todo en esta vida. Lo que pido es mucha fuerza de voluntad, salud y felicidad para mi familia, seguir teniendo amigos maravillosos como estos que me rodean y que se preocupan por cada cosa que me pasa. Pero sobre todo, deseo que con este año se vaya lo que en realidad no vale la pena y lo que debe ser removido, porque de lo contrario nos consumen espacio y tiempo que podemos usar para ver las buenas cosas que vengan y que siempre he soñado. Las malas experiencias nos hacen más fuertes, si se miran del lado positivo. Así que saquemos las doce uvas, abran la champaña, y abran sus corazones a lo bueno que se aproxima.

Asi que Au Revoir année 2011! 

¡10, 9, 8, 7,6,5,4,3,2, 1…

Bisou, bisou mes amies !

Canciones para ser escuchadas: “Cough Syrup”- Young the Giant

                                               “Save The World Tonight”- Swedish House Mafia