La última uva antes de la media noche


Ana, 

Quisiera que estuvieras aquí. Quisiera tener tus fuerzas. Mi cuerpo lo siente todo, pero a la vez no siente nada. Todo lo que ayudé a construir, las memorias, lo que di, cabe en una caja de 180cm3 tirada en la marquesina de lo que un día consideré un bello lugar. 

Tenías razón al decir que crecer duele. La decepción hace que me duelan hasta los huesos. Siempre fui muy sentimental o emocional, demasiado para manejar. Mi voz empezó a callar. Se me olvidó el momento en que dejé de cantar por no molestar, aún cuando eso es parte de mi identidad. No puedo identificar el momento en el que comencé a perderme en él. En qué momento se convirtió en mi prioridad cuando yo no era la suya. 

No sé en qué momento empezó a verme a mí, a mi libertad y felicidad con asco. Se le olvidó que le gusté siendo libre, feliz y bailando. Siempre supe que alguien que te quiere verdaderamente, jamás le darías asco, ni odiaría tu libertad, ni quisiera verte triste. Mucho menos se alegraría de tu tristeza. Admito que muchas veces tuve memoria selectiva, pero eso tristemente escuchar la palabra asco de su boca me hizo tocar fondo.

Me duele Ana, me duele. Quisiera que estés aquí. Quisiera ser fuerte como tú lo fuiste. Si me duelen hasta los huesos es porque siento mucho. Porque di mucho, porque quise mucho. No está mal sentir. Mal es suprimir lo que sentimos por miedo a qué dirán los demás. Horriblemente mal está escoger callar, ignorar y despreciar como forma de castigo a quienes te quieren cuando dicen algo que te molesta.   

Me duele Ana, pero aprendí. Ahora sé que todo puede empezar como un cuento de hadas y terminar en tragedia. Mi sexto sentido me dirigió a él y me dijo el principio del final, así que empiezo a dudar. Aprendí que no importa cuantas lunas haya pasado despierto explorando cuerpos nuevos lo hace en el predilecto ni un experto. En su mente experiencia era equivalente a madurez. Se le olvidó que la madurez va más allá que la experiencia. ¿De qué vale tener 1000 experiencias si no aprendes ni de la mitad de una? 

Ana, aprendí que los CV y los resumés se entregan a quienes te ofrecen trabajo, no a quien dice por ti sentir algo. 

Le agradezco lo que me dió y las ocaciones en que me ayudó. Los buenos recuerdos me hacen olvidar por un momento lo malo. Hace mucho aprendí que no debo perder el sueño esperando una disculpa. Y cuando llega, ya es muy tarde. 

Sé que es mejor así Ana. Al fin y al cabo, fuiste fuerte porque sufriste tanto. Con el tiempo ya no dolerá  y dejará de ser en lo primero que pienso cuando despierto. Poco a poco, paso a paso, día a día. Ya no será tanto el llanto. Pronto volverá a ser un extraño. 


Un extraño al que esperaba algún día poder decirle te amo.



Canción para ser escuchada: "El caso está perdido"-Laura Pausini

**La violencia va más allá de los golpes. Las palabras y acciones pueden dejar heridas igual o más profundas. Si estás en una relación así, reconoce las señales, busca ayuda y trata de salir lo más pronto posible. Sobre todo, reconoce tu valor y nunca olvides que hay mucha gente que te ama y quiere lo mejor para ti. **