Querida Antonella

lunes, 12 de marzo de 2018 9:36 p. m. Publicado por naylen03



Yo tenía 16 años cuando supe que llegarías al mundo. Recuerdo muy bien el enterarme de la noticia. Tu mamá nos reunió a todos en la sala y nos dijo que estabas en camino. Lamento decirte que su cara no era de felicidad. No porque tú te estabas formando en su vientre, eso la llenaba de una felicidad que nunca había experimentado en su vida. Ella temía sobre cómo reaccionarían papá y mamá. Tenía mucha razón al estar asustada. Mamá no paraba de llorar y gritar de la rabia. Papá se encerró en su despacho y no nos habló por una semana.

“¿Cómo es posible que mi hija fuese tan ingenua y se dejara embarazar antes de estar casada? Tenías toda una vida por delante y la echaste a perder por andar de caliente. ¿Y ahora dime Alondra, quién te va a querer? ¿Quién va a querer casarse con una mujer usada?”- Esas fueron las palabras de aliento de tu abuela a su hija de 18 años.

Yo, sentada en el sofá no sabía qué sentir. Nunca imaginé ser tía tan joven, pero aún así me llenaba de ilusión. No puedo negar que estaba confundida. Todo lo que había pensado de mi hermana cambió en un abrir y cerrar de ojos. Tenía más experiencia de lo que se puede pensar de una chica de familia estrictamente evangélica. Seguro lo hizo por rebeldía. Me preguntaba por qué no pudo aguantar hasta el matrimonio como decía papá y mamá.

“¡Te tienes que casar, y eso es ya! Hablaré con el pastor de la iglesia, le explicaré. Seguro él entenderá…”- continuó mamá después de 10 minutos llenos de reclamos. Obviamente, tu mamá nunca aceptó casarse, ya sabes cómo es. Tampoco es como si hiciera falta.

Domingo tras domingo pude sentir cómo nos miraba la gente en la iglesia. Los rumores crecían cada vez más como la barriga de tu mamá. Mamá se sentía avergonzada, pero más avergonzada se sentía mi hermana. No se sentía avergonzada de ti. Se sentía avergonzada de causar tanto revuelo, de cometer un crimen social de tal magnitud hacia tu abuela. Solamente se sentía avergonzada por eso. No por las miradas ni por los cuchicheos de la gente, mucho menos por cómo la congregación la segregó como si estuviese en cuarentena con una enfermedad sumamente contagiosa. Nadie sabía de todo el esfuerzo que ella hacía para poder brindarte un buen futuro. Preferían juzgarla y tacharla de pecadora.

En la escuela bíblica era imposible escaparse del tema de la sexualidad. Nos recalcaban el esperar, el guardarnos para el hombre que Dios tiene para nosotras. Tenemos que ser modestas, no vanidosas, y no atraer la atención a nuestro físico. Eso nos da puntos para entrar al reino de los cielos. Una vez casadas, tienes que estar sometida a tu marido, porque el hombre es la cabeza de la familia. Te dicen que si un hombre te quiere de verdad va a saber esperar. Que hay controlar las hormonas porque no te puedes dejar llevar por los deseos de la carne. Los deseos de la carne no son de Dios y tenemos que reprimirlos por eso hay que estar de rodillas orando.

No sabes cuantas cosas escuché sobre lo que era y lo no era apropiado para una mujer. Pero nunca escuché sobre lo que un hombre debía hacer, más allá de respetar a una mujer. Tampoco te puedes imaginar lo que vi. Los chicos eran lobos vestidos de ovejas, como cualquier otro hombre fuera de la santidad de la iglesia.

Todo esto eran consejos, pero nadie te dice qué es lo correcto cuando lo “malo” parece ser bueno. Tan y tan bueno como bajado del mismo cielo.

Fue entonces cuando me di cuenta de muchas cosas. ¿Por qué tengo que ser yo la sumisa? ¿A caso solo debo aspirar a tener un hombre a mi lado? ¿No debo tener sexo antes del matrimonio para poder llevar un vestido blanco en mi boda y no ir al infierno? ¿Por qué se dice que el hombre es superior a la mujer?¡Por favor, que alguien me explique cómo un pene entre las piernas te da más valor y te acerca más a Dios! Pero, sobre todo, cómo puede ser que mi valor como mujer y persona es inversamente proporcional a la cantidad de hombres con las que yo esté. ¿Por qué querer tener intimidad con alguien a quien amas es un pecado? ¿Por qué ese placer es exclusivo para los que estén consagrados en matrimonio? ¿Cómo todo el mundo tiene más autoridad sobre el cuerpo de una mujer que la propia mujer?

Se me hacía tan extraño e injusto, hasta que vi patrones por todos lados. Mi amiga Sara ya pensaba en casarse con Miguel el hijo del hermano Carlos. Se conocían desde niños y él ha sido su único novio. Recuerdo que ella quería salir con Juan el de la escuela, pero sus papás jamás querrían alguien que no fuese de la iglesia. Sara y Miguel llevan 3 meses y se quieren casar tan pronto Sara cumpla los 18 en 6 meses.  Y así hay muchas de las que puedo contar, empezando por mamá.

La actitud de la gente cambió cuando se comenzó a notar más la barriguita. Todos eran una dulzura con tu mamá. Preguntaban por si venías bien, si serías niña o niño. Planificaron una fiesta para recibirte. Tu abuela estaba un poco más tranquila y tenía ansias de conocerte. Siempre preguntaron por ti y tu bienestar, pero quien te llevaba en su vientre siempre sería recordada y cuestionada de su reputación.

Nueve meses después de la conversación familiar en la sala, llegaste tú. Nos cambiaste la vida a todos y la llenaste de alegría. ¿Cómo algo tan bonito puede ser fruto de algo que dicen ser pecado? Amar y ser amada, querida Antonella, jamás va a ser un pecado. El valor más grande no es el que te den los demás, si no el que de des tú misma. Tú no eres pecado... eres y siempre serás una bendición.

Canción para ser escuchada: "Palabras para Paula"-La Oreja de Van Gogh 




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